El precio de no cuidarse
El crecimiento constante de las cifras de infectados con el virus de la Influenza AH1N1 en el mundo, incluidos 35 países del área de Las Américas, es motivo suficiente para que extrememos las medidas higiénico-sanitarias en aras de prevenir la peligrosa enfermedad.
Debo aclararles que los síntomas de esta patología son similares a los de la gripe común: fiebre de más de 38 grados, ardor y dolor en la garganta, tos, secreción nasal y cefalea, dificultad para respirar, malestar general que puede llevar a la postración, y en ocasiones, nauseas, vómitos y diarreas.
He podido conocer a través de consultas hechas a algunos especialistas del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología, de Las Tunas, que los grupos vulnerables o de riesgo más reconocidos los constituyen las mujeres embarazadas y los niños menores de cinco años, aunque en los jóvenes y las personas que padecen enfermedades respiratorias, cardiovasculares, diabetes e inmunodepresión, también se acentúa el riesgo de que esta dolencia adquiera gravedad o los conduzca a la muerte.
Esta realidad nos obliga a extremar las medidas de precaución, entre las que se incluyen cubrirnos la nariz y la boca con un pañuelo o papel cuando tosemos o estornudamos y si no los tenemos, debemos hacerlo en la manga de la camisa o en el ángulo del codo, pero nunca en las manos, aun cuando debemos lavarnos estas siempre que lo hagamos, con agua y jabón.
Tampoco debemos tocarnos los ojos, la nariz o la boca, pues esta es la manera en que se propagan los gérmenes; evitemos saludar con un beso, e incluso con las manos y algo muy importante, no escupamos en el suelo o en otras superficies expuestas al medio ambiente. Ventilemos la casa y el centro de trabajo; mantengamos una distancia mínima de un metro de las demás personas y eludamos los sitios concurridos.
Toda medida es poca, por eso mantengamos limpios los objetos de uso personal y colectivo y todo lo que toquemos con las manos, con el fin de disminuir la adherencia del virus en las superficies inanimadas; la casa y sus alrededores debemos conservarlos limpios: el virus es muy sensible al jabón, al cloro y al alcohol.
Es muy importante evadir o minimizar el contacto cercano con las personas enfermas y en el caso de las embarazadas, siempre que vivan con alguien que tenga influenza AH1N1, o tiene contacto cercano, deben consultar a su médico acerca de que medicamento tomar para prevenir la enfermedad.
Y lo más importante: ante el menor síntoma, no nos automediquemos; acudamos al médico de inmediato: en todas las instituciones de Salud del territorio están creadas las condiciones y existen los medicamentos necesarios para brindarnos los cuidados especiales que necesitemos en caso de contraer la enfermedad..
Y créame, prevenir la influenza AH1N1 cuesta menos, y si la adquirimos, el tratamiento oportuno garantiza nuestras vidas.
El crecimiento constante de las cifras de infectados con el virus de la Influenza AH1N1 en el mundo, incluidos 35 países del área de Las Américas, es motivo suficiente para que extrememos las medidas higiénico-sanitarias en aras de prevenir la peligrosa enfermedad.
Debo aclararles que los síntomas de esta patología son similares a los de la gripe común: fiebre de más de 38 grados, ardor y dolor en la garganta, tos, secreción nasal y cefalea, dificultad para respirar, malestar general que puede llevar a la postración, y en ocasiones, nauseas, vómitos y diarreas.
He podido conocer a través de consultas hechas a algunos especialistas del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología, de Las Tunas, que los grupos vulnerables o de riesgo más reconocidos los constituyen las mujeres embarazadas y los niños menores de cinco años, aunque en los jóvenes y las personas que padecen enfermedades respiratorias, cardiovasculares, diabetes e inmunodepresión, también se acentúa el riesgo de que esta dolencia adquiera gravedad o los conduzca a la muerte.
Esta realidad nos obliga a extremar las medidas de precaución, entre las que se incluyen cubrirnos la nariz y la boca con un pañuelo o papel cuando tosemos o estornudamos y si no los tenemos, debemos hacerlo en la manga de la camisa o en el ángulo del codo, pero nunca en las manos, aun cuando debemos lavarnos estas siempre que lo hagamos, con agua y jabón.
Tampoco debemos tocarnos los ojos, la nariz o la boca, pues esta es la manera en que se propagan los gérmenes; evitemos saludar con un beso, e incluso con las manos y algo muy importante, no escupamos en el suelo o en otras superficies expuestas al medio ambiente. Ventilemos la casa y el centro de trabajo; mantengamos una distancia mínima de un metro de las demás personas y eludamos los sitios concurridos.
Toda medida es poca, por eso mantengamos limpios los objetos de uso personal y colectivo y todo lo que toquemos con las manos, con el fin de disminuir la adherencia del virus en las superficies inanimadas; la casa y sus alrededores debemos conservarlos limpios: el virus es muy sensible al jabón, al cloro y al alcohol.
Es muy importante evadir o minimizar el contacto cercano con las personas enfermas y en el caso de las embarazadas, siempre que vivan con alguien que tenga influenza AH1N1, o tiene contacto cercano, deben consultar a su médico acerca de que medicamento tomar para prevenir la enfermedad.
Y lo más importante: ante el menor síntoma, no nos automediquemos; acudamos al médico de inmediato: en todas las instituciones de Salud del territorio están creadas las condiciones y existen los medicamentos necesarios para brindarnos los cuidados especiales que necesitemos en caso de contraer la enfermedad..
Y créame, prevenir la influenza AH1N1 cuesta menos, y si la adquirimos, el tratamiento oportuno garantiza nuestras vidas.