Thursday, April 30, 2009

Hipertensión Arterial


Prevenirla desde la niñez
Foto: Ernesto Peña Leyva
La hipertensión arterial esencial en las personas adultas comienza desde la niñez, etapa de la vida en la que resulta más fácil desarrollar estilos de vida saludables dirigidos a prevenir esta enfermedad. Sucede, sin embargo, que no siempre actuamos en correspondencia con esa prerrogativa y al final sufrimos las consecuencias.
Consideran los especialistas que lo mejor, y más eficaz, es la creación de hábitos alimentarios adecuados desde los primeros años de vida, por encima de cualquier tratamiento médico que pueda aplicarse para controlarla una vez establecida como un problema de salud.
Especialistas en esta dolencia conceden gran importancia a la necesidad de hacer del acto de tomarse la presión arterial una práctica rutinaria en los niños, por lo menos, a partir de los 3 años, edad en la que se incrementa su cooperación y puede realizárseles siempre que se tenga al alcance un brazalete adecuado.
Actuar sobre los factores de riesgo para establecer el diagnóstico temprano y la identificación y modificación del estilo de vida (tratamiento no farmacológico) que incluye un asesoramiento dietético (reducción de sal, azúcares y grasas saturadas, así como un aumento en el consumo de frutas y vegetales), resulta vital para garantizar el control y evitar complicaciones.
La reducción del peso corporal, el tabaquismo activo y pasivo, la prescripción de actividades físicas para evitar el sedentarismo, el control del estrés, eliminar o disminuir la ingestión de bebidas alcohólicas y el logro de una adecuada educación nutricional, asentada sobre la base de una dieta con equilibrio energético y micronutrientes que favorecen la salud, son fundamentales.
Una vez diagnosticada la enfermedad, el especialista emite las indicaciones correspondientes para mantener la presión arterial en los límites permisibles. Siempre es bueno saber que los medicamentos tienen el inconveniente de que pueden presentar reacciones adversas, por lo que su uso queda reservado para aquellos pacientes que no respondan al procedimiento no farmacológico, presenten una presión arterial consistentemente alta, en cuyo caso en el tratamiento han de tenerse en cuenta otros factores de riesgo asociados o antecedentes familiares de alguna enfermedad cardiovascular.
La adecuada percepción del riesgo que significa padecer de hipertensión arterial, obliga a desarrollar una estrategia de promoción de salud dirigida a disminuir la presión arterial media de la población, aunque los entendidos en la materia insisten en que la prevención sigue siendo la medida sanitaria más importante, universal y menos costosa.