Foto: Alexis Peña López
El de Argelia fue el primer pueblo favorecido. A ese país llegó el 24 de mayo de 1963 la primera brigada médica con la cual se inició la solidaridad internacionalista de la medicina cubana, que ha llevado salud y bienestar a un sinnúmero de naciones de todo el mundo.
En aquella ocasión, un grupo integrado por 58 profesionales, de ellos 28 médicos, partió hacia ese país africano a brindar ayuda totalmente gratuita, luego de la liberación del colonialismo francés, cuando solo quedaban allí muy pocos galenos y la situación sanitaria era en extremo crítica.
A 45 años de aquella fecha, 26 dialoga con la doctora Yoandra Lora Acosta, jefa del de Departamento de Colaboración, de la Dirección Provincial de Salud, en Las Tunas, quien refiere que “en estas cuatro décadas y media de internacionalismo médico, los trabajadores del sector en el territorio han sido partícipes de uno de los gestos más altruistas y hermosos de la historia: el de llevar bienestar y felicidad, en los lugares más inimaginables del mundo, a las personas más necesitadas.
“En la actualidad un total de mil 889 tuneros brindan su colaboración en 41 países de todo el mundo, con énfasis especial en Bolivia y Venezuela, actividad que cumplimenta nuestro departamento en estrecha coordinación con Asistencia Médica y Docencia, para garantizar el cumplimiento de los planes de relevo e incremento, sin afectar el proceso de reorganización y de atención al pueblo.
“Para la selección del personal se tiene en cuenta la preparación científico-técnica e idiomática de los trabajadores, con énfasis particular en los médicos, los cuales reciben una preparación previa en los servicios de Ginecología, Obstetricia, Pediatría y Medicina General Integral, entre otras especialidades con vistas a prepararlos para enfrentar cualquier situación que se les pueda presentar.
“Otra de nuestras tareas es la de darle atención a sus familias, y aunque no estamos satisfechos con lo realizado hasta ahora, adoptamos medidas para darles el tratamiento que merecen. En el hospital doctor Ernesto Guevara, por ejemplo, se ha creado una comisión para atender a los colaboradores que retornen enfermos de sus misiones o a familiares que estén urgidos de consultas especializadas.”
Luego de 45 años la cifra de colaboradores asciende a 270 mil 743, de los que 124 mil 112 son profesionales y técnicos de la Salud, lo cual demuestra la solidaridad y humanismo de los cubanos en beneficio de los pueblos y del desarrollo humano.
Thursday, July 31, 2008
Monday, July 14, 2008
Malaver viste de Cucalambeana
Por Zucel de la Peña y Alexis Pérez Sánchez
Dalmiro Malaver, La Culebrita de Oriente, es oriundo de Islas Margaritas, Estado de Nueva Esparta, en la República Bolivariana de Venezuela, y a los cinco años ingresó en la Escuela de Galerones fundada por su tío Hernán Malaver, en San Sebastián, en la que por primera vez incursiona en el canto de la décima, conocida en su país como galerón*.
Los años pasaron y con ellos creció su gusto por esta estrofa poética y por lo que representa, llevándola en su voz por todo el país; luego viajó a México y después vino a Las Tunas, Cuba, la tierra de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, invitado a la edición 41 de la Jornada Cucalambeana, para rendirle honores al cantor de Rufina en la tierra que lo vio nacer.
“Desde que tengo conocimiento de la Jornada, mi mayor anhelo ha sido siempre venir y participar en ella, pues es un festival de muy alto nivel en el mundo. Yo nací en un pueblo campesino; allí están las raíces de mis composiciones, y me siento muy contento y emocionado de estar por acá, algo que agradezco también a PDVSA de Venezuela, por haber patrocinado mi viaje.
“Poder compartir con trovadores de la talla de Tomasita Quiala y Emiliano Sardiñas, y de poetas como Virgilio López Lemus, toda una institución de la décima, me llena de regocijo.
“Mi júbilo es mucho más grande por el hecho mismo de haber conocido de cerca las obras de El Cucalambé y de Inocente Iznaga, el Jilguero de Cienfuegos, y eso va a marcar mi vida futura como joven de la décima en el Caribe, pues me llevo grandes enseñanzas para seguir nutriendo mis conocimientos acerca de este canto en América Latina.
“Ahora, por ejemplo, estoy realizando un trabajo de investigación que se llama Galerón en Multimedia, sobre la teoría de Vicente Espinel, que aborda a la espinela desde los nuevos métodos de enseñanza-aprendizaje, los cuales se aplican en los estados de Esparta y Anzoátegui, dos centros pilotos del Oriente del país.
“Con la multimedia pretendemos incentivar en los jóvenes venezolanos su interés por la décima; por el galerón. Este es un sistema interactivo que está disponible en la escuela bolivariana y tiene más de 30 biografías de galeronistas con sus décimas, vídeos y registros de audio que datan de 30 a 40 años, aunque también se incluyen los actuales.
“Es un proyecto interesante; yo soy Ingeniero de Sistemas y lo que trato es de compaginar mi profesión, con la cultura popular venezolana.”
Dalmiro Malaver, La Culebrita de Oriente, es oriundo de Islas Margaritas, Estado de Nueva Esparta, en la República Bolivariana de Venezuela, y a los cinco años ingresó en la Escuela de Galerones fundada por su tío Hernán Malaver, en San Sebastián, en la que por primera vez incursiona en el canto de la décima, conocida en su país como galerón*.
Los años pasaron y con ellos creció su gusto por esta estrofa poética y por lo que representa, llevándola en su voz por todo el país; luego viajó a México y después vino a Las Tunas, Cuba, la tierra de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, invitado a la edición 41 de la Jornada Cucalambeana, para rendirle honores al cantor de Rufina en la tierra que lo vio nacer.
“Desde que tengo conocimiento de la Jornada, mi mayor anhelo ha sido siempre venir y participar en ella, pues es un festival de muy alto nivel en el mundo. Yo nací en un pueblo campesino; allí están las raíces de mis composiciones, y me siento muy contento y emocionado de estar por acá, algo que agradezco también a PDVSA de Venezuela, por haber patrocinado mi viaje.
“Poder compartir con trovadores de la talla de Tomasita Quiala y Emiliano Sardiñas, y de poetas como Virgilio López Lemus, toda una institución de la décima, me llena de regocijo.
“Mi júbilo es mucho más grande por el hecho mismo de haber conocido de cerca las obras de El Cucalambé y de Inocente Iznaga, el Jilguero de Cienfuegos, y eso va a marcar mi vida futura como joven de la décima en el Caribe, pues me llevo grandes enseñanzas para seguir nutriendo mis conocimientos acerca de este canto en América Latina.
“Ahora, por ejemplo, estoy realizando un trabajo de investigación que se llama Galerón en Multimedia, sobre la teoría de Vicente Espinel, que aborda a la espinela desde los nuevos métodos de enseñanza-aprendizaje, los cuales se aplican en los estados de Esparta y Anzoátegui, dos centros pilotos del Oriente del país.
“Con la multimedia pretendemos incentivar en los jóvenes venezolanos su interés por la décima; por el galerón. Este es un sistema interactivo que está disponible en la escuela bolivariana y tiene más de 30 biografías de galeronistas con sus décimas, vídeos y registros de audio que datan de 30 a 40 años, aunque también se incluyen los actuales.
“Es un proyecto interesante; yo soy Ingeniero de Sistemas y lo que trato es de compaginar mi profesión, con la cultura popular venezolana.”
La sencillez de lo sublime
Por Zucel de la Peña y Alexis Pérez Sánchez
Conversar con Virgilio López Lemus es descifrar el enigma de la libertad de las palabras; es reverenciar la posibilidad del pensamiento, pues Virgilio es en sí mismo la ocasión ideal para hablar, para comunicarse. Y conocedor como es de nuestras raíces más autóctonas, al dialogar con él, le pedimos su criterio acerca de la Jornada Cucalambeana.
“Los coloquios –nos dice- necesitan ser enriquecidos en el plano teórico, ser más universales. Hace falta un mayor vínculo con las universidades cubanas y de otros países como los de de América Latina. Mientras no se logre eso, los coloquios van a seguir siendo pobres y repetitivos.
¿Qué de especial ha encontrado en la décima para dedicarle tanto esfuerzo?
“Primero, amo profundamente a mi país. La décima desde el siglo XIX se ha convertido en una estrofa nacional, estrechamente ligada con nuestra identidad. Ha hecho aportes altísimos a la cultura cubana, pues muy pocos poetas nacidos en esta Isla han dejado de cultivarla.
“He descubierto que se ha convertido en un enlace cultural entre la mayoría de los países de habla hispana. No en todas partes el fenómeno de la décima es tan grande como en Cuba, pero en algunas como Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, México e Islas Canarias, es muy importante. La décima nos une y ha establecido un puente de corte identitario.
Entonces ¿goza la décima de buena salud?
Pienso que sí, porque una tradición tan arraigada, con tantos siglos de existencia, anterior incluso a Vicente Espinel, no desaparece hasta que no surgen nuevas formas que la puedan sustituir y es evidente que eso no pasa todavía.
La décima reemplazó en América Latina, y en especial en Cuba, al romance, pero hoy ¿qué estrofa o medio poético puede suplantar a la décima? Ella no ha dado todo de sí, sigue siendo un precioso medio para expresar diversidad de cosas, desde un chisme, hasta una reflexión filosófica.
A veces resulta extraño entender a un poeta que también se dedique a investigar ¿Qué piensa usted de esa dualidad?
“Me dice el mexicano Fredo Arias, un verdadero mecenas de nuestra cultura, que yo tengo dentro de mí lo “dionisíaco”, por la locura del poeta, y lo “apolíneo”, por lo de investigador, y no podía entender cómo yo lograba diferenciar una cosa de la otra. Yo le dije que muy fácil, porque había dedicado toda mi vida a investigar sobre poesía y ello es también un hecho poético.
Usted practica la crítica y la traducción, dos oficios que no son lo suficientemente agradecidos…
“A la traducción del portugués al español he dedicado una buena parte de mi vida. El libro más importante que he traducido se titula Arte de hurtar, un clásico portugués del siglo XVII, que nunca antes se había llevado al castellano y yo le dediqué tres años. Para mí es lo mejor que he hecho como traductor.
La crítica es un oficio que debía pagarse peligrosidad, puesto que quien la ejerce puede ser vilipendiado, maltratado y subvalorado, si trabaja otras facetas como la poesía. Y entonces dicen: es mejor critico, que poeta; es mejor ensayista que critico.
Esta realidad me ha traído momentos muy difíciles, como cuando edité Palabras de trasfondo en 1988, un libro sobre el coloquialismo cubano. Después de él conservo buenas amistades, pero también enemigos acérrimos.
¿Cuánto del hecho poético encuentra en el magisterio, una profesión que ha ejercido tanto?
Hay profesiones que son poéticas en sí mismas. El maestro primario, por ejemplo, es un poeta, porque tiene que ser un creador delante de los niños; el médico es el poeta de la salud. La docencia, en todos los niveles, tiene una dosis de creatividad muy fuerte. Un maestro que se guíe solo por los programas establecidos, es un educador pobre. Un profesor debe ser creativo y la creatividad tiene, inevitablemente, una dosis de poesía detrás de sí.
Virgilio José López Lemus nació en Fomento, Sancti Spíritus, Cuba, el 22 de octubre de 1946. Poeta, ensayista, crítico, traductor e investigador literario; es Doctor en Ciencias Filológicas y Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas, en la Universidad de La Habana; labora actualmente como Investigador Literario Titular en el Instituto de Literatura y Lingüística de Cuba; trabajó por más de diez años como editor de Teoría y Crítica Literarias en la Editorial Letras Cubanas y como profesor en varios centros docentes, entre ellos la Universidad de La Habana, donde es Profesor Adjunto de la Facultad de Artes y Letras. Académico Titular de la Academia de Ciencias de Cuba. El Ministerio de Cultura le otorgó en 1995 la Distinción por la Cultura Nacional y posee otras distinciones cubanas (entre ellas Hijo Ilustre de la provincia de Sancti Spíritus), así como de México (Visitante Distinguido de Veracruz), Brasil (Escritor Extranjero del Año, 1996, Estado de Río Grande del Sur) y España (Reconocimiento del Gobierno Canario por sus aportes al estudio de la décima); en 1994 disfrutó de Beca de Investigación para Hispanistas del Ministerio Español de Asuntos Exteriores; ha obtenido varios premios literarios, entre ellos el Premio Internacional de Ensayo de Investigación y Humanidades «Millares Carlo», otorgado por el Gobierno de la Comunidad Canaria; ha sido miembro de jurado de los más importantes concursos nacionales cubanos y miembro permanente del Jurado del Premio Internacional de Poesía «Atlántida», de los Festivales Internacionales de Poesía de Las Palmas de Gran Canaria, y actúa en tribunales académicos y docentes; ha ofrecido conferencias en universidades e instituciones culturales de Cuba, Canadá, México, Brasil, Argentina, Uruguay, República Dominicana, Macedonia, Italia, Francia, Alemania y España; más de trescientos textos suyos se han publicado en revistas, periódicos y libros en esos países y también en Chile, Ecuador, Perú, Colombia, Venezuela, Rusia (ex URSS), Suiza, Rumania, Estados Unidos. Traducido a siete idiomas, asimismo es traductor del portugués al español. Ha publicado siete volúmenes de antologías de la poesía cubana del siglo XX en Cuba, Brasil, Italia y España, entre ellas Doscientos años de poesía cubana (1790-1990). Cien poemas antológicos (La Habana, 1999). Es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, académico de la Sociedad Económica de Amigos del País, miembro de los consejos científicos de la Fundación Alejo Carpentier y del Instituto de Literatura y Lingüística; Miembro Correspondiente del Instituto Histórico y Geográfico de Brasil, Miembro de Honor de la Asociación de Profesores de Español y Literatura de México; pertenece a varias cátedras literarias cubanas; asesor de la Biblioteca Memorial Juan Marinello y miembro de los consejos de redacción de las revistas Signos y Anuario L/L. Ha publicado diez poemarios, entre ellos: El pan de Aser (La Habana, 1987), La sola edad (La Habana, 1990), Cuadernos de Otredad (Porto Alegre, Brasil, 1994, edición bilingüe), Quaderno di Macedonia (Italia, 1996), Cuerpo del día (La Habana, 2000), La Eterna Edad (La Habana, 2004). Ha editado trece libros de ensayos, entre los que sobresalen: García Márquez: una vocación incontenible (La Habana, 1982, segunda edición aumentada, 1987; edición en ruso, 1990); Palabras del trasfondo. Estudio de la poesía coloquialista cubana (La Habana, 1988), Samuel o la abeja. Estudio de la poética de Samuel Feijóo (La Habana, 1996); Décima e identidad (La Habana, 1997), La imagen y el cuerpo. Lezama y Sarduy (La Habana, 1998), La décima constante (La Habana, 2000), Dulce María Loynaz. Estudios sobre la obra de una cubana universal (Tenerife, 2000), Eros y Thanatos. La obra poética de Justo Jorge Padrón (Madrid, 2002). La décima renacentista y barroca (La Habana, 2002), Aguas tributarias (La Habana, 2004) Dos libros de ensayos en procesos editoriales; uno de poemas y cinco inéditos de ensayos concluidos.
Conversar con Virgilio López Lemus es descifrar el enigma de la libertad de las palabras; es reverenciar la posibilidad del pensamiento, pues Virgilio es en sí mismo la ocasión ideal para hablar, para comunicarse. Y conocedor como es de nuestras raíces más autóctonas, al dialogar con él, le pedimos su criterio acerca de la Jornada Cucalambeana.
“Los coloquios –nos dice- necesitan ser enriquecidos en el plano teórico, ser más universales. Hace falta un mayor vínculo con las universidades cubanas y de otros países como los de de América Latina. Mientras no se logre eso, los coloquios van a seguir siendo pobres y repetitivos.
¿Qué de especial ha encontrado en la décima para dedicarle tanto esfuerzo?
“Primero, amo profundamente a mi país. La décima desde el siglo XIX se ha convertido en una estrofa nacional, estrechamente ligada con nuestra identidad. Ha hecho aportes altísimos a la cultura cubana, pues muy pocos poetas nacidos en esta Isla han dejado de cultivarla.
“He descubierto que se ha convertido en un enlace cultural entre la mayoría de los países de habla hispana. No en todas partes el fenómeno de la décima es tan grande como en Cuba, pero en algunas como Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, México e Islas Canarias, es muy importante. La décima nos une y ha establecido un puente de corte identitario.
Entonces ¿goza la décima de buena salud?
Pienso que sí, porque una tradición tan arraigada, con tantos siglos de existencia, anterior incluso a Vicente Espinel, no desaparece hasta que no surgen nuevas formas que la puedan sustituir y es evidente que eso no pasa todavía.
La décima reemplazó en América Latina, y en especial en Cuba, al romance, pero hoy ¿qué estrofa o medio poético puede suplantar a la décima? Ella no ha dado todo de sí, sigue siendo un precioso medio para expresar diversidad de cosas, desde un chisme, hasta una reflexión filosófica.
A veces resulta extraño entender a un poeta que también se dedique a investigar ¿Qué piensa usted de esa dualidad?
“Me dice el mexicano Fredo Arias, un verdadero mecenas de nuestra cultura, que yo tengo dentro de mí lo “dionisíaco”, por la locura del poeta, y lo “apolíneo”, por lo de investigador, y no podía entender cómo yo lograba diferenciar una cosa de la otra. Yo le dije que muy fácil, porque había dedicado toda mi vida a investigar sobre poesía y ello es también un hecho poético.
Usted practica la crítica y la traducción, dos oficios que no son lo suficientemente agradecidos…
“A la traducción del portugués al español he dedicado una buena parte de mi vida. El libro más importante que he traducido se titula Arte de hurtar, un clásico portugués del siglo XVII, que nunca antes se había llevado al castellano y yo le dediqué tres años. Para mí es lo mejor que he hecho como traductor.
La crítica es un oficio que debía pagarse peligrosidad, puesto que quien la ejerce puede ser vilipendiado, maltratado y subvalorado, si trabaja otras facetas como la poesía. Y entonces dicen: es mejor critico, que poeta; es mejor ensayista que critico.
Esta realidad me ha traído momentos muy difíciles, como cuando edité Palabras de trasfondo en 1988, un libro sobre el coloquialismo cubano. Después de él conservo buenas amistades, pero también enemigos acérrimos.
¿Cuánto del hecho poético encuentra en el magisterio, una profesión que ha ejercido tanto?
Hay profesiones que son poéticas en sí mismas. El maestro primario, por ejemplo, es un poeta, porque tiene que ser un creador delante de los niños; el médico es el poeta de la salud. La docencia, en todos los niveles, tiene una dosis de creatividad muy fuerte. Un maestro que se guíe solo por los programas establecidos, es un educador pobre. Un profesor debe ser creativo y la creatividad tiene, inevitablemente, una dosis de poesía detrás de sí.
Virgilio José López Lemus nació en Fomento, Sancti Spíritus, Cuba, el 22 de octubre de 1946. Poeta, ensayista, crítico, traductor e investigador literario; es Doctor en Ciencias Filológicas y Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas, en la Universidad de La Habana; labora actualmente como Investigador Literario Titular en el Instituto de Literatura y Lingüística de Cuba; trabajó por más de diez años como editor de Teoría y Crítica Literarias en la Editorial Letras Cubanas y como profesor en varios centros docentes, entre ellos la Universidad de La Habana, donde es Profesor Adjunto de la Facultad de Artes y Letras. Académico Titular de la Academia de Ciencias de Cuba. El Ministerio de Cultura le otorgó en 1995 la Distinción por la Cultura Nacional y posee otras distinciones cubanas (entre ellas Hijo Ilustre de la provincia de Sancti Spíritus), así como de México (Visitante Distinguido de Veracruz), Brasil (Escritor Extranjero del Año, 1996, Estado de Río Grande del Sur) y España (Reconocimiento del Gobierno Canario por sus aportes al estudio de la décima); en 1994 disfrutó de Beca de Investigación para Hispanistas del Ministerio Español de Asuntos Exteriores; ha obtenido varios premios literarios, entre ellos el Premio Internacional de Ensayo de Investigación y Humanidades «Millares Carlo», otorgado por el Gobierno de la Comunidad Canaria; ha sido miembro de jurado de los más importantes concursos nacionales cubanos y miembro permanente del Jurado del Premio Internacional de Poesía «Atlántida», de los Festivales Internacionales de Poesía de Las Palmas de Gran Canaria, y actúa en tribunales académicos y docentes; ha ofrecido conferencias en universidades e instituciones culturales de Cuba, Canadá, México, Brasil, Argentina, Uruguay, República Dominicana, Macedonia, Italia, Francia, Alemania y España; más de trescientos textos suyos se han publicado en revistas, periódicos y libros en esos países y también en Chile, Ecuador, Perú, Colombia, Venezuela, Rusia (ex URSS), Suiza, Rumania, Estados Unidos. Traducido a siete idiomas, asimismo es traductor del portugués al español. Ha publicado siete volúmenes de antologías de la poesía cubana del siglo XX en Cuba, Brasil, Italia y España, entre ellas Doscientos años de poesía cubana (1790-1990). Cien poemas antológicos (La Habana, 1999). Es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, académico de la Sociedad Económica de Amigos del País, miembro de los consejos científicos de la Fundación Alejo Carpentier y del Instituto de Literatura y Lingüística; Miembro Correspondiente del Instituto Histórico y Geográfico de Brasil, Miembro de Honor de la Asociación de Profesores de Español y Literatura de México; pertenece a varias cátedras literarias cubanas; asesor de la Biblioteca Memorial Juan Marinello y miembro de los consejos de redacción de las revistas Signos y Anuario L/L. Ha publicado diez poemarios, entre ellos: El pan de Aser (La Habana, 1987), La sola edad (La Habana, 1990), Cuadernos de Otredad (Porto Alegre, Brasil, 1994, edición bilingüe), Quaderno di Macedonia (Italia, 1996), Cuerpo del día (La Habana, 2000), La Eterna Edad (La Habana, 2004). Ha editado trece libros de ensayos, entre los que sobresalen: García Márquez: una vocación incontenible (La Habana, 1982, segunda edición aumentada, 1987; edición en ruso, 1990); Palabras del trasfondo. Estudio de la poesía coloquialista cubana (La Habana, 1988), Samuel o la abeja. Estudio de la poética de Samuel Feijóo (La Habana, 1996); Décima e identidad (La Habana, 1997), La imagen y el cuerpo. Lezama y Sarduy (La Habana, 1998), La décima constante (La Habana, 2000), Dulce María Loynaz. Estudios sobre la obra de una cubana universal (Tenerife, 2000), Eros y Thanatos. La obra poética de Justo Jorge Padrón (Madrid, 2002). La décima renacentista y barroca (La Habana, 2002), Aguas tributarias (La Habana, 2004) Dos libros de ensayos en procesos editoriales; uno de poemas y cinco inéditos de ensayos concluidos.
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