La violencia en el hogar, especialmente los golpes propiciados a la esposa, es tal vez la forma más generalizada de violencia contra la mujer.
Estudios fiables realizados a gran escala en muchos países demuestran que más del 20 por ciento de las mujeres han sido víctimas de maltrato por parte de los hombres con quienes viven.
En el Informe sobre el Desarrollo Mundial, se da a conocer que las violaciones y la violencia en el hogar culminan en la pérdida de más años de vida saludable, entre las mujeres de 15 a 44 años de edad, que el cáncer mamario, el cáncer del cuello del útero, el parto obstruido, la guerra o los accidentes de tránsito.
En respuesta a la Plataforma de Acción de Beijing, los Estados Miembros de las Naciones Unidas y la comunidad internacional han tratado de encontrar la manera de combatir más eficazmente la violencia en el hogar:
Muchas naciones han promulgado leyes en las cuales se reconoce que la violencia ejercida por los maridos debe ser tratada de la misma forma que la practicada por extraños y los definen como graves violaciones de la integridad de la mujer, y se someten a penas más severas que en los casos en que esos mismos actos son realizados por extraños
Si existe violencia en su relación, la mujer debe conversar con su pareja y decirle que la violencia debe terminar; dejar de justificarla diciéndose que a veces uno mismo la provoca con su actitud. Nada fundamenta la violencia, por lo tanto no deben avergonzarse, ni sentirse culpables por sufrir estas agresiones, pues una gran cantidad de ellas la sufren diariamente. Lo importante es cambiar esa situación.
Si la mujer es víctima de la violencia doméstica, no debe aislarse; por el contrario, recurrir a sus familiares o personas amigas y contarles su problema y buscar un lugar donde refugiarse en momentos de emergencia si se ve imposibilitada de quedarse en el hogar. Aguantar no es la solución, ni pensar que todo pasará; después la violencia puede ser peor y su vida y la de sus hijos, correr peligro. La víctima ha de buscar asistencia legal e informarse de las leyes que las protegen.
La mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, a no perder a sus hijos, a reclamar para ellos la pensión alimenticia que les corresponde, a denunciar a quien la agreda y, sobre todo, a crear a sus hijos en un ambiente sano, sin crueldad.
Es aconsejable que la mujer víctima de violencia doméstica salga del hogar, salga a la comunidad, denuncie, se rodee de testigos y hable en los lugares a los que concurre, de modo que los vecinos entren en este tema y lo repudien y lo rechacen.
El espacio público es el que puede ayudarla a romper ese círculo. En esa salida a la comunidad, es fundamental, una vez suceda la situación de violencia, hacer la denuncia en la estación más cercana de la policía o en los tribunales de justicia correspondientes. Dentro de lo posible, es conveniente que siempre se haga acompañar por alguien de confianza, porque el refuerzo de otra persona le da más seguridad a la hora en que le tomen la declaración porque si hay violencia, hay delito y tiene que ser castigado.
Siempre que haya muestras físicas de maltrato, también tiene que concurrir, al primer centro asistencial de salud de la comunidad, donde quede muy claro el diagnóstico y posible antecedente de futuras violaciones..
En todos los casos se deben tomar la mayor cantidad de providencias posibles que puedan nutrir su expediente; tener siempre a mano sus documentos y los de los niños; todo lo que le permita acreditar ante el tribunal los vínculos y los títulos de propiedad de los bienes que comparten. Es muy importante que la mujer pueda reconocer y defender sus derechos.
Las lesiones (producidas con o sin armas), las amenazas para atemorizar, someter y asustar, la violación (aún cuando el violador sea el marido, concubino, padre u otro familiar), las relaciones sexuales con una menor, el abuso deshonesto, constituyen delitos y como tales deben denunciarse lo antes posible.
Si al hacer la denuncia, hay marcas de los golpes, la víctima debe ser sometida a reconocimiento médico, el cual debe definir si las lesiones son graves y de serlas, expedir el certificado correspondiente con el resumen de los motivos de la atención, gravedad de las lesiones, deformaciones permanentes, secuelas o consecuencias de incapacidad, debilidad mental u orgánica, problemas para engendrar o concebir, abortos provocados u otras.
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