Para comprender el alcance de los graves acontecimientos que estremecen a Palestina, y hasta que punto se violan por el estado de Israel, el Derecho Internacional, los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, es necesario realizar un breve recuento de los hechos más relevantes ocurridos en esa área, en la cual se hallan ubicados varios países árabes, incluida la propia nación agresora.
Cuando en la década de 1890 se fundó el movimiento sionista, éste alega el derecho de establecer un estado propio en algún lugar del mundo, incluyendo África. Pero cuando en 1914 Balfour, Ministro de Relaciones Exteriores de Inglaterra, declara que los judíos deben disponer de un “Hogar Nacional en Palestina”, allí se encontraban millones de palestinos, nacidos y crecidos durante centenares de años en su suelo patrio, y apenas unos pocos miles de judíos.
En noviembre de 1947 la Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución sobre la Partición en Palestina, que dividió el territorio en tres: una como Estado Árabe, otra como Estado Judío y la Ciudad de Jerusalén, que se declaraba separada con administración propia, toda vez que es centro de tres grandes religiones: la cristiana, la judaica y la mahometana.
El Estado de Israel nace en mayo de 1948 con una población mayoritariamente no israelita, sino árabe – palestina e inmediatamente tiene lugar la primera guerra entre varios estados árabes de la zona y el propio Israel, la cual se extiende por varios meses y cuando todo indicaba que los israelitas serían derrotados, se produjo el armisticio que puso fin a las hostilidades y permitió la consolidación del Estado de Israel.
Para comprender la actuación israelita en la cuestión de Palestina hay que partir del supuesto por el que siempre han guiado sus acciones. A saber: “Palestina no es sino lo que para ellos, constituyen JUDEA y SAMARA; los palestinos ocupan ilegalmente un territorio israelita; Israel ha de quedar constituido en el Gran Israel, como aparece en las escrituras, según su propia interpretación, que se extiende desde el río Nilo, en Egipto, hasta el Eúfrates, en Irak, prácticamente todo el Medio Oriente.
Por tanto, según los sionistas, la población palestina ocupa un territorio que les pertenece a los israelitas y no tiene derecho a reclamar su autodeterminación y a establecer un estado Palestino, con lo cual Israel viola el más sagrado de los derechos y el principio fundamental del Derecho Internacional, el de la libre determinación de un pueblo y el de su soberanía e integridad territorial y, al propio tiempo, el derecho inalienable y establecido de la legitimidad de la lucha por alcanzar los mismos.
Aún así, se ven favorecidos por Estados Unidos y los países europeos, quienes sostienen sus posiciones y en connivencia con este, incurren en la violación de apoyarlo ilegítimamente y hasta son capaces de condenar la lucha del pueblo palestino calificándola de terrorista.
Los últimos días han sido testigos de la gravedad de las acciones militares que lleva a cabo Israel contra los territorios palestinos, del uso de todo tipo de armamento, del apoyo insolente e irrestricto del gobierno de los Estados Unidos, del desprecio absoluto a la opinión pública internacional y del silencio cómplice del Consejo de Seguridad que no actúa como es debido.
Ante tamaña desfachatez los hombres honrados de la tierra deben alzar sus voces para ponerle freno a la barbarie de Israel quien, con el patrocinio de Estados Unidos y las naciones poderosas del mundo, agreden y violan los derechos más elementales del pueblo palestino.