“A mi novio no le gusta usar condón, pero yo le digo que así ambos nos protegemos mejor y evitamos contraer alguna enfermedad de transmisión sexual e incluso, que nos podamos infectar con el SIDA, en el caso de que alguno de los dos esté contagiado con el virus del VIH.”
Esta aseveración de una de mis alumnas de Comunicación Social en la Sede Universitaria de Las Tunas, me hizo reflexionar en torno al desconocimiento que tienen algunos jóvenes acerca del VIH/SIDA, peligrosa enfermedad de transmisión sexual.
Lo que su pareja no sabe es que aún cuando recurra a la alternativa de eyacular fuera de la vagina, argumento que empleó para no usar el preservativo, eso no los protege del SIDA, pues en realidad las secreciones vaginales y el líquido preeyaculatorio que se produce durante la fase de excitación, también pueden infectarnos tanto a los hombres, como a las mujeres.
Me limitaré, sin embargo, al riesgo que corren estas últimas de ser contagiadas. Es cierto, como se ha dicho, que en tiempos de SIDA, todos estamos expuestos al VIH/SIDA, pero es importante conocer que las características biológicas del sexo femenino, por una parte, y los condicionamientos culturales y sociales, por otra, hacen que las mujeres estén más expuestas a contraer el terrible flagelo.
Y es que los roles pasivos asignados, y asumidos, por las féminas en la relación de pareja, los prejuicios y mitos acerca de la sexualidad, los tabúes que condicionan lo que es ser una mujer decente, las hace más vulnerables, y las convierte en las que más probabilidades tienen de adquirir el SIDA.
Cada día son más las mujeres que adquieren el VIH debido, no solo a relaciones fortuitas y desprotegidas, sino también como consecuencia de relaciones estables, lo cual significa que pueden ser infectadas por sus propios esposos y novios.
Ante la pregunta ¿qué las hace más vulnerables biológicamente? los especialistas consideran que el semen contiene más VIH que los fluidos vaginales y permanece más tiempo en la vagina y el tracto rectal, que las secreciones vaginales en el pene.
Aseguran que las adolescentes y las adultas en etapa postmenopáusica tienen la mucosa vaginal más permeable al virus y que los desgarros y sangramientos durante la relación sexual, multiplican los riesgos de infección.
Desde el punto de vista cultural, las mujeres han sido educadas históricamente para una sexualidad en función del goce masculino y en ocasiones les da vergüenza exigir una relación protegida, por lo que no proponen el uso del condón.
Prevalece el criterio de que la mujer debe entregarse a un hombre que la cuide y represente, lo cual le da derecho a este a tomar las decisiones y a no ser cuestionado, incluso, cuando de proteger la salud sexual de su pareja, se trate. El rechazo masculino al condón, más frecuente en la relación sexual estable, también hace a la mujer culturalmente más vulnerable.
Súmese a ello que no siempre se establece una adecuada comunicación con la pareja sobre sexualidad, o se le considera fiel por ser estable, la posición de subordinación que asumen muchas mujeres debido a mitos y leyendas que las convierten en amantes pasivas cuando de sexo se trata, la violencia en todas sus manifestaciones, y en especial, la sexual, de que son víctimas en múltiples ocasiones, en fin…
Muchas veces los hombres no quieren usar condones –le escuché decir a otra de mis alumnas-, pero cuando eso sucede debemos asumir una posición sensata y decir que no, al margen de gustos y preferencias, pues no debemos olvidar que nuestra salud es lo más importante.
Y hay hasta quienes aseguran que acaban de hacerse la prueba del VIH/SIDA –advierte otra- como si eso bastara, pero un solo análisis no dice nada, porque puede estar en período de ventana, que es el tiempo que transcurre desde que la persona se pone en contacto con el virus, hasta que aparecen los anticuerpos específicos que identifican la infección por el mismo, sobre todo, si existen antecedentes de una conducta sexual de riesgo.
Lo cierto es que son muchas las dudas que existen entre jóvenes acerca del VIH/SIDA y para aclararlas, lo mejor es acudir a las consejerías Cara a Cara o Anónima, en el área de salud que corresponda o al Centro Provincial de Higiene y Epidemiología de cada territorio.
También pueden utilizar el servicio telefónico LineAyuda o acudir a la Casa de Orientación de la Mujer y la Familia, en cada municipio, además de asistir a las consultas Infanto-Juvenil y de Planificación Familiar o a la de Climaterio y Menopausia en los hospitales Gíneco-Obstétricos correspondientes. Y si lo prefiere, 26 está en la mejor disposición de aclarar tus dudas, siempre a partir de la orientación acertada de los especialistas que atienden esta problemática en la provincia..
Esta aseveración de una de mis alumnas de Comunicación Social en la Sede Universitaria de Las Tunas, me hizo reflexionar en torno al desconocimiento que tienen algunos jóvenes acerca del VIH/SIDA, peligrosa enfermedad de transmisión sexual.
Lo que su pareja no sabe es que aún cuando recurra a la alternativa de eyacular fuera de la vagina, argumento que empleó para no usar el preservativo, eso no los protege del SIDA, pues en realidad las secreciones vaginales y el líquido preeyaculatorio que se produce durante la fase de excitación, también pueden infectarnos tanto a los hombres, como a las mujeres.
Me limitaré, sin embargo, al riesgo que corren estas últimas de ser contagiadas. Es cierto, como se ha dicho, que en tiempos de SIDA, todos estamos expuestos al VIH/SIDA, pero es importante conocer que las características biológicas del sexo femenino, por una parte, y los condicionamientos culturales y sociales, por otra, hacen que las mujeres estén más expuestas a contraer el terrible flagelo.
Y es que los roles pasivos asignados, y asumidos, por las féminas en la relación de pareja, los prejuicios y mitos acerca de la sexualidad, los tabúes que condicionan lo que es ser una mujer decente, las hace más vulnerables, y las convierte en las que más probabilidades tienen de adquirir el SIDA.
Cada día son más las mujeres que adquieren el VIH debido, no solo a relaciones fortuitas y desprotegidas, sino también como consecuencia de relaciones estables, lo cual significa que pueden ser infectadas por sus propios esposos y novios.
Ante la pregunta ¿qué las hace más vulnerables biológicamente? los especialistas consideran que el semen contiene más VIH que los fluidos vaginales y permanece más tiempo en la vagina y el tracto rectal, que las secreciones vaginales en el pene.
Aseguran que las adolescentes y las adultas en etapa postmenopáusica tienen la mucosa vaginal más permeable al virus y que los desgarros y sangramientos durante la relación sexual, multiplican los riesgos de infección.
Desde el punto de vista cultural, las mujeres han sido educadas históricamente para una sexualidad en función del goce masculino y en ocasiones les da vergüenza exigir una relación protegida, por lo que no proponen el uso del condón.
Prevalece el criterio de que la mujer debe entregarse a un hombre que la cuide y represente, lo cual le da derecho a este a tomar las decisiones y a no ser cuestionado, incluso, cuando de proteger la salud sexual de su pareja, se trate. El rechazo masculino al condón, más frecuente en la relación sexual estable, también hace a la mujer culturalmente más vulnerable.
Súmese a ello que no siempre se establece una adecuada comunicación con la pareja sobre sexualidad, o se le considera fiel por ser estable, la posición de subordinación que asumen muchas mujeres debido a mitos y leyendas que las convierten en amantes pasivas cuando de sexo se trata, la violencia en todas sus manifestaciones, y en especial, la sexual, de que son víctimas en múltiples ocasiones, en fin…
Muchas veces los hombres no quieren usar condones –le escuché decir a otra de mis alumnas-, pero cuando eso sucede debemos asumir una posición sensata y decir que no, al margen de gustos y preferencias, pues no debemos olvidar que nuestra salud es lo más importante.
Y hay hasta quienes aseguran que acaban de hacerse la prueba del VIH/SIDA –advierte otra- como si eso bastara, pero un solo análisis no dice nada, porque puede estar en período de ventana, que es el tiempo que transcurre desde que la persona se pone en contacto con el virus, hasta que aparecen los anticuerpos específicos que identifican la infección por el mismo, sobre todo, si existen antecedentes de una conducta sexual de riesgo.
Lo cierto es que son muchas las dudas que existen entre jóvenes acerca del VIH/SIDA y para aclararlas, lo mejor es acudir a las consejerías Cara a Cara o Anónima, en el área de salud que corresponda o al Centro Provincial de Higiene y Epidemiología de cada territorio.
También pueden utilizar el servicio telefónico LineAyuda o acudir a la Casa de Orientación de la Mujer y la Familia, en cada municipio, además de asistir a las consultas Infanto-Juvenil y de Planificación Familiar o a la de Climaterio y Menopausia en los hospitales Gíneco-Obstétricos correspondientes. Y si lo prefiere, 26 está en la mejor disposición de aclarar tus dudas, siempre a partir de la orientación acertada de los especialistas que atienden esta problemática en la provincia..