A Ibet, hija de René
Mami ¿dónde está papá?
-dice una niña que llora-
Mami, ¿puedo verlo ahora?
Di que sí puedo, mamá.
Que más quisiera, mi amor,
-responde la madre buena-
Por ti siento mucha pena
Y un infinito dolor.
-¿Dolor? ¿Por qué madre mía?
Es mi padre y yo lo quiero.
-Yo lo sé, pero no puedo
darte ahora esa alegría.
-Pero ¿por qué? Di mamá.
-Porque el monstruo nos lo impide,
para separarnos vive,
no conoce la piedad.
-¿El monstruo? Querrás decir
el verdugo de los niños,
que impide que mi cariño
papi pueda recibir.
-Eso es verdad, mi amor,
pero tu papi te adora,
y cuando su niña llora,
también llora de dolor.
¿Sí?, si es así, no lloro más,
yo no quiero que esté triste.
¡Papi, no sufras, resiste!
¡Esa es mi felicidad!
¡Esa es mi felicidad!