El consumo de sustancias legales sin la debida prescripción médica puede provocar en el individuo efectos indeseables y nocivos para la salud humana, que de no evitarse, conducen a la tolerancia, la abstinencia, la sobredosis, la intoxicación y… la muerte.
No por recurrente deja de ser importante la necesidad de continuar alertando sobre los peligros de una práctica tan peligrosa como la ingestión indebida de medicamentos controlados como drogas o de acciones similares, los cuales producen efectos completamente distintos a los deseados, a extremos tales que en breve tiempo pueden “enganchar” o “esclavizar” a quienes los consumen.
La adicción a sustancias de este tipo está determinada por una serie de síntomas psicológicos que indican pérdida del control en su uso, a pesar de las consecuencias adversas que ese consumo supone para su salud. Esta práctica trae consigo la dependencia, determinada por el conjunto de síntomas físicos y psicológicos que indican pérdida del control sobre el uso de esa sustancia.
En conversación con la doctora Noris Hall Reyes, jefa del Grupo Operativo de Salud Mental y Adicciones (GOSMA), conocí que en la actualidad todas las áreas de salud de Las Tunas cuentan con los especialistas correspondientes, quienes, junto al médico y la enfermera de la familia, tienen la tarea de prevenir el consumo de sustancias nocivas a la salud, con la práctica de ejercicios físicos y de hábitos sanos como la lectura, la música, el deporte y otras actividades recreativas y culturales.
Pero es muy importante, explica la joven especialista de Primer Grado en Psiquiatría, extremar las medidas en todas las unidades asistenciales para evitar el uso indebido de medicamentos controlados como drogas o de efectos similares.
Ello no excluye la facultad de nuestros médicos: neurólogos, reumatólogos, clínicos, pediatras, cardiólogos o de la familia, entre otros, de indicarlos a las personas necesitadas, previa emisión del certificado correspondiente y de la receta con los datos requeridos.
Lo que sí debe tenerse en cuenta es que muchas de las personas que acuden, por tratamiento especializado o inconsultamente, a fármacos que pueden resultar perjudiciales para la salud, se están convirtiendo en adictos y al propio tiempo, están arriesgando sus vidas.
El artificio, el anzuelo, las situaciones que pueden esclavizar a las personas al uso de medicamentos, van desde la búsqueda de alivio o solución a un problema de salud, hasta la satisfacción de determinada “necesidad” por los efectos placenteros que les causa la ingestión de estas sustancias.
Eliminar las brechas que hacen vulnerable al sistema, con mejores condiciones de seguridad y protección y la supervisión constante y efectiva de lo establecido al respecto, es deber de quienes prescriben y comercializan estos medicamentos, tarea que depende mucho de la voluntad y responsabilidad de cada ciudadano, pues la adición a los medicamentos controlados como drogas o de efectos similares, es fatal para el bienestar y la salud de los seres humanos.