En el espléndido follaje de tus ojos, bellos ojos ¿sin luz? se sumergen mis
pupilas. Es suficiente. No necesito más. Su brillo de luciérnaga encendida, su
verdor incomparable me hablan de tu exquisita sensibilidad; de esa delicadeza
tuya, tan tuya, como tus esperanzas realizadas; como cada verso que escribes,
poesía tú misma, por la musicalidad de tu voz y por esa sonrisa ¿tímida? que
cautiva y alienta, y da ánimos, y aplaude.
Mis dudas no se desvanecen, porque nunca las tuve. Inquiero. Y sé de tu infancia; de tus lentes de contacto y de como a los 16 años comienzas a perder la visión aquejada de Retinosis Pigmentaria, y a pesar de todo concluyes la enseñanza preuniversitaria. Del
nacimiento de Ivan Ramón, lo más lindo que te ha podido suceder y de tu
invidencia posterior.
Alegrías y penas se juntan, pero no te amilanas y un buen día despiertas llena de lirismo y de ansias de
escribir, y lo haces, y en el taller literario de la Asociación Nacional del Ciego expones tus primeros textos un buen día de 1998: nace la poetisa, para bien de la cultura y beneplácito de quienes amamos el mágico encanto de la
poesía.
Por esa ruta encaminas tus pasos. La editorial Sanlope te acoge en su seno y nace Vigas del Invierno, tu
primer libro y luego otros poemas tuyos aparecen publicados en los catálogos Yo, la peor de todas, de María Liliana Celorrio y Confecciones de Circe, de Mayra Hernández.
Estimulada, no te detienes: escribes, investigas, creas y en los fórumes de Ciencia y Técnica y otros eventos, dices presente: generalizas la regleta de escribir con
tinta, más útil desde entonces, y te premian por eso, por tu trabajo sobre la
inserción laboral de los discapacitados y por tu primer lugar en el Concurso
Nacional Villa Azul, auspiciado por la Casa Iberoamericana de la décima.
Otros premios enriquecen tu currículum: poesía para niños y otras décimas merecen el reconocimiento de la Asociación Hermanos Saiz y de los asistentes a los Juegos Florales de Matanzas, quienes te otorgan el de la popularidad.
Y ahora ¿qué haces? Sí, ya sé. Acabas de regresar del el evento internacional Cultura y Desarrollo, cuya sede fue La Habana, del 6 al 9 de junio. Allí mostraste tus experiencias en las áreas Braille del municipio Puerto Padre, donde resides y expusiste la necesidad de intercambiar conocimientos sobre el trabajo de los invidentes, de su rehabilitación y acerca de la confección de medios tiflológicos con recursos propios
Y aquí estás de nuevo, cargada de ímpetus para seguir viviendo, porque la vida es luz y es un privilegio para
quienes la dedican a hacer y a dar. Así eres tú, Danaisa Rojas Ochoa, auxiliar de información del área Braille, en la biblioteca Carlos Manuel de Céspedes, de Puerto Padre. ¡Enhorabuena!