Ya poco falta para tener el periódico en pie, dice Martí en carta a Gonzalo de Quesada del 13 de diciembre de 1889. Así concreta su idea de fundar un periódico para la propaganda revolucionaria. Si antes tuvo alguna reticencia en darlo a la luz fue la conveniencia de fundar primero el Partido Revolucionario Cubano como fuerza motriz de la revolución que se preparaba.
Para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad, nace este periódico, dice Martí en el editorial que titula “Nuestras Ideas”, un verdadero programa de principios no conocido antes en el periodismo moderno, con el que abre sus puertas el primer número de Patria, el 14 de marzo de 1892.
Y en otro artículo titulado “A Nuestra Prensa”, Martí dice: “… una es la prensa, y mayor su libertad, cuando en la república segura se contiende, sin más escudo que ella, por defender las libertades de los que las invocan para violarlas, de los que hacen de ella mercancía, y de los que las persiguen como enemigas de sus privilegios y de su autoridad.
“Pero la prensa es otra –asegura el Apóstol- cuando se tiene en frente al enemigo. Entonces en voz baja se pasa la señal. Lo que el enemigo ha de oír, no es más que la voz de ataque.” Eso es Patria en la prensa. Es un soldado.
Por eso la obra cumbre de Martí en el periodismo, y como ideólogo y trabajador de la propaganda revolucionaria, fue fundar un periódico de alcance continental. Eso es Patria, editado con el propósito de divulgar, adoctrinar y educar en las ideas de la liberación nacional de Cuba y Puerto Rico. Su misión esclarecedora está orientada a enfrentar el real peligro de la expansión de los Estados Unidos, desatando una batalla en el terreno de las ideas.
Los conceptos de antiimperialismo, solidaridad y defensa de la soberanía nacional se integran orgánicamente por Martí en un programa sin precedentes de justicia social y reivindicación anticolonialista, no conocido antes en las luchas por la independencia hispanoamericana.
Patria acaparó rápidamente la atención de la emigración revolucionaria, y aun cuando existían otros diarios de perfil independentista, su papel en la historia de la propaganda revolucionaria es relevante, inaugurando un estilo de prosa culta, renovadora y alto contenido ético en el mensaje.
En Patria Martí enseña periodismo y establece métodos de trabajo dignos de estudiar. El periódico lo dirige un colectivo con tareas y responsabilidades bien delimitadas y compartidas en la toma de decisiones. El hombre de pensamiento claro no se cansa de consultar, pero es tanta su autoridad moral y cultural que sus sugerencias resultan ordenanzas fraternas para todos, aun cuando no aparece como director del medio, pues con sus colaboradores redacta, edita y distribuye, para lo cual se apoya en los clubes revolucionarios.
Sí, Martí hace de todo, y escribe mucho: interviene en todas las secciones del periódico, escribe editoriales, artículos de fondo; en los clasificados y en las noticias de última hora. Y como quiere hacer familiar el diario, sugiere la sección En casa, así titulada para hacer pública la vida de los emigrados, desde sus fiestas, hasta sus obituarios.
Los cubanos dueños de tabaquerías, almacenes, tiendas; los profesionales: abogados, médicos, dentistas, hacían sus anuncios publicitarios en cada edición del periódico, para ayudar a su sostenimiento económico, aunque el verdadero soporte financiero del periódico lo constituyen los obreros, y más, los tabaqueros que se suscribieron a él y lo distribuían entre sus compañeros de los talleres y tabaquerías.
Patria es el periódico de los lectores de tabaquerías y de los clubes revolucionarios en todas las ciudades de Estados Unidos y de otros países como México, Jamaica, Costa Rica y Santo Domingo, entre otros.
Cuentan sus discípulos que cualquier atraso en la salida de Patria era una agonía para el Maestro, pero una vez impreso, desafiaba el frío más intenso de Nueva York para poner los paquetes en la estación de los trenes hacia todos los lugares donde debían recibirse.
Y en ese empeño cuenta siempre Martí con la mano amiga de Sotero Figueroa, el boricua que lucha junto a él por la independencia de Puerto Rico y su editor, y con Gonzalo de Quesada y Benjamín Guerra, sus más cercanos colaboradores en la redacción de Patria.
Llegada la hora, Martí decide emprender el camino de Cuba, y junto a Máximo Gómez, redacta el Manifiesto de Montecristi, programa del Partido Revolucionario Cubano, el 11 de abril de 1895, víspera de su arribo por Playitas.
El Maestro deja el periódico en manos de sus colaboradores y les hace saber a Gonzalo de Quesada y a Benjamín Guerra cuando parte definitivamente para la isla que no dejen caer el periódico, que lo mantuvieran bien en alto, porque si a pensamiento es la guerra que se nos hace, ganémosla a pensamiento.
Para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad, nace este periódico, dice Martí en el editorial que titula “Nuestras Ideas”, un verdadero programa de principios no conocido antes en el periodismo moderno, con el que abre sus puertas el primer número de Patria, el 14 de marzo de 1892.
Y en otro artículo titulado “A Nuestra Prensa”, Martí dice: “… una es la prensa, y mayor su libertad, cuando en la república segura se contiende, sin más escudo que ella, por defender las libertades de los que las invocan para violarlas, de los que hacen de ella mercancía, y de los que las persiguen como enemigas de sus privilegios y de su autoridad.
“Pero la prensa es otra –asegura el Apóstol- cuando se tiene en frente al enemigo. Entonces en voz baja se pasa la señal. Lo que el enemigo ha de oír, no es más que la voz de ataque.” Eso es Patria en la prensa. Es un soldado.
Por eso la obra cumbre de Martí en el periodismo, y como ideólogo y trabajador de la propaganda revolucionaria, fue fundar un periódico de alcance continental. Eso es Patria, editado con el propósito de divulgar, adoctrinar y educar en las ideas de la liberación nacional de Cuba y Puerto Rico. Su misión esclarecedora está orientada a enfrentar el real peligro de la expansión de los Estados Unidos, desatando una batalla en el terreno de las ideas.
Los conceptos de antiimperialismo, solidaridad y defensa de la soberanía nacional se integran orgánicamente por Martí en un programa sin precedentes de justicia social y reivindicación anticolonialista, no conocido antes en las luchas por la independencia hispanoamericana.
Patria acaparó rápidamente la atención de la emigración revolucionaria, y aun cuando existían otros diarios de perfil independentista, su papel en la historia de la propaganda revolucionaria es relevante, inaugurando un estilo de prosa culta, renovadora y alto contenido ético en el mensaje.
En Patria Martí enseña periodismo y establece métodos de trabajo dignos de estudiar. El periódico lo dirige un colectivo con tareas y responsabilidades bien delimitadas y compartidas en la toma de decisiones. El hombre de pensamiento claro no se cansa de consultar, pero es tanta su autoridad moral y cultural que sus sugerencias resultan ordenanzas fraternas para todos, aun cuando no aparece como director del medio, pues con sus colaboradores redacta, edita y distribuye, para lo cual se apoya en los clubes revolucionarios.
Sí, Martí hace de todo, y escribe mucho: interviene en todas las secciones del periódico, escribe editoriales, artículos de fondo; en los clasificados y en las noticias de última hora. Y como quiere hacer familiar el diario, sugiere la sección En casa, así titulada para hacer pública la vida de los emigrados, desde sus fiestas, hasta sus obituarios.
Los cubanos dueños de tabaquerías, almacenes, tiendas; los profesionales: abogados, médicos, dentistas, hacían sus anuncios publicitarios en cada edición del periódico, para ayudar a su sostenimiento económico, aunque el verdadero soporte financiero del periódico lo constituyen los obreros, y más, los tabaqueros que se suscribieron a él y lo distribuían entre sus compañeros de los talleres y tabaquerías.
Patria es el periódico de los lectores de tabaquerías y de los clubes revolucionarios en todas las ciudades de Estados Unidos y de otros países como México, Jamaica, Costa Rica y Santo Domingo, entre otros.
Cuentan sus discípulos que cualquier atraso en la salida de Patria era una agonía para el Maestro, pero una vez impreso, desafiaba el frío más intenso de Nueva York para poner los paquetes en la estación de los trenes hacia todos los lugares donde debían recibirse.
Y en ese empeño cuenta siempre Martí con la mano amiga de Sotero Figueroa, el boricua que lucha junto a él por la independencia de Puerto Rico y su editor, y con Gonzalo de Quesada y Benjamín Guerra, sus más cercanos colaboradores en la redacción de Patria.
Llegada la hora, Martí decide emprender el camino de Cuba, y junto a Máximo Gómez, redacta el Manifiesto de Montecristi, programa del Partido Revolucionario Cubano, el 11 de abril de 1895, víspera de su arribo por Playitas.
El Maestro deja el periódico en manos de sus colaboradores y les hace saber a Gonzalo de Quesada y a Benjamín Guerra cuando parte definitivamente para la isla que no dejen caer el periódico, que lo mantuvieran bien en alto, porque si a pensamiento es la guerra que se nos hace, ganémosla a pensamiento.