En su prolífica obra literaria José Martí se destaca como periodista. Con apenas 16 años de edad redacta el editorial de El Diablo Cojuelo, cuyo mérito consiste en ser uno de sus aportes iniciales al género, y además, el único concebido en un estilo sarcástico e hilarante que jamás volvería a ensayar. Por esa época también dirige el semanario Patria Libre. En 1875 se inicia como redactor de la Revista Universal, de México, en la que escribe con los seudónimos de Anahuac, primero, y de Orestes, después.
Puede asegurarse que casi toda la producción literaria de José Martí fue concebida en el ejercicio del periodismo, en el quehacer cotidiano, en la práctica severa y vertiginosa del diarismo, sin olvidar que sus versos primeros salen en el periódico y que su estreno como hombre público, aún adolescente, se genera a través de la prensa.
Periodista y comunicador por excelencia, Martí habló sobre los deberes de la prensa: “No es oficio de la prensa periódica informar ligera y frívolamente sobre los hechos que acaecen, o censurarlos con mayor suma de afecto o adhesión. Toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar y dirigir; tócale examinar los conflictos, no irritarlos con un juicio apasionado; no encarnizarlos con un alarde de adhesión tal vez extemporánea, tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles, someterlas a consulta y reformarlas según ella; tócale, en fin, establecer y fundamentar enseñanzas, si pretende que el país la respete, y que conforme a sus servicios y merecimientos, la proteja y la honre”.
Y es que para Martí “tiene la prensa periódica altísimas misiones; es la una explicar en la paz, y en la lucha fortalecer y aconsejar; es la otra hacer estudio de las graves necesidades del país, fundar sus mejoras, facilitar así la obra a la administración que rige, y ya que tantas graves cuestiones preocupan en una nación que asciende de una situación vacilante y anómala, a la tierra dueña y libre, ayude la prensa periódica a los que gobiernan, señalando y presentando estudiadas las cuestiones que han menester más seria y urgente reforma”.
En 1880, cuando llega a Nueva York colabora con varias revistas, incluida The Sun. Al año siguiente reside en Venezuela, donde edita la revista Venezolana. En 1882 envía desde Nueva York su primera correspondencia a La Nación, en Buenos Aires y colabora con la Opinión Nacional, de Caracas. En 1883 se le encomendó la dirección de la revista La América, a propósito de la cual anotara en su cuaderno de apuntes, lo que bien puede considerarse su credo periodístico:
“Que no haya una manifestación de la vida, cuyos diarios accidentes no sorprenda al diarista: -eso es hacer un buen diario-. Decir lo que a todos conviene, y no dejar de decir nada que a alguien pueda convenir. Que todos encuentren en el diario lo que puedan necesitar saber. Y decirlo con un lenguaje especial para cada especie: escribiendo en todos los géneros, menos en el fastidioso de Borleau, desdeñando lo inútil y atendiendo siempre lo útil elegantemente”.
Y añade Martí: “Que un periódico sea literario, no depende de que se vierta en él mucha literatura, sino que se escriba literalmente todo. El periódico ha de estar siempre como los correos antiguos, con el caballo enjaezado, la fusta en la mano, y la espuela en el tacón. Al menor accidente debe saltar sobre la silla, sacudir la fusta, y echar a escape el caballo para salir pronto y para que nadie llegue antes que él...”
Martí trasciende distancias y su palabra escrita llega a otras publicaciones: el Partido Liberal, de México, La Mezcla y la Revista Ilustrada, de Nueva York, entre otras muchísimas publicaciones, pero lo que marca un verdadero hito en su labor periodística fue la creación y redacción del periódico Patria, cuyo primer número ve la luz pública el 14 de marzo de 1892:
“Para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad, nace este periódico. Nace este periódico a la hora del peligro, para velar por la libertad, para contribuir a que sus fuerzas sean invencibles por la unión, y para evitar que el enemigo nos vuelva a vencer por nuestro desorden”.
El periódico Patria fue para el Maestro vehículo idóneo para la expresión de ideas, el esclarecimiento de concepciones y de la misión del Partido Revolucionario Cubano. Es en Patria, como corresponsal de guerra, donde Martí periodista alcanza su gloria mayor, la cima anhelada, allí donde fue actor, héroe y relator de la guerra que él soñó y ayudó a formar. Precisamente su última misión periodística fue como corresponsal de guerra del periódico Patria.
Y es que muere Martí en los momentos en que se inician en los campos de Cuba las batallas de su guerra necesaria, a la cual dedicó, desde las más disímiles tribunas, incluido el periódico Patria, todo lo inmenso y rico de su corta, pero fructífera vida.
Cayó como un soldado: “Yo evoqué la guerra, y mi responsabilidad comienza con ella, en vez de acabar. Para mí la Patria no será nunca triunfo, sino agonía y deber”.
Tuesday, December 06, 2005
Volverán
Pasan los días, los meses,
Pasan semanas y años.
Pasan, y crecen en tamaño,
Las victorias sin reveses.
La acción de los pueblos crece,
Crece en el mundo la acción
Y en un solo corazón
Se junta la voluntad
De toda la humanidad
Por su pronta liberación.
Libertad para los cinco
Héroes que allá en el imperio
Penetraron el misterio
De la mafia de Miami
Poniendo sobre el tatami
Sus mezquinas intenciones
Contra Cuba y las naciones
Pobres de este continente
Donde sus pueblos valientes
No aceptan sus condiciones.
Volverán, nadie lo dude,
Y aquí en su tierra bravía
Harán de la noche, el día,
Y al sol salir de la nube.
Bajar, lo que siempre sube,
Ascender, lo que desciende
Y si el imperio no entiende
Le digo de corazón
Que un pueblo en Revolución
Para siempre los defiende.
Pasan semanas y años.
Pasan, y crecen en tamaño,
Las victorias sin reveses.
La acción de los pueblos crece,
Crece en el mundo la acción
Y en un solo corazón
Se junta la voluntad
De toda la humanidad
Por su pronta liberación.
Libertad para los cinco
Héroes que allá en el imperio
Penetraron el misterio
De la mafia de Miami
Poniendo sobre el tatami
Sus mezquinas intenciones
Contra Cuba y las naciones
Pobres de este continente
Donde sus pueblos valientes
No aceptan sus condiciones.
Volverán, nadie lo dude,
Y aquí en su tierra bravía
Harán de la noche, el día,
Y al sol salir de la nube.
Bajar, lo que siempre sube,
Ascender, lo que desciende
Y si el imperio no entiende
Le digo de corazón
Que un pueblo en Revolución
Para siempre los defiende.
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